Nuestros colegas

Es hermoso detenerse a pensar en la historia de GOEDEGEBUUR. Precisamente esta larga trayectoria es lo que hace único a un negocio familiar.

¿Cómo será el futuro de la empresa después de mí? Eso todavía es imposible de predecir, porque mis hijos, que tengo junto a mi esposa Eva, aún son muy pequeños. Por el momento, soy yo quien está al mando.

Me parece muy especial que, como hijo, haya podido tomar el relevo de mi padre, Wim Goedegebuur, y haya sido testigo de cómo él hizo crecer la empresa. Wim inculcó un ADN que todavía se percibe hoy en día: todo impecable, ordenado y recto, buenas condiciones de trabajo, maquinaria y materiales de calidad. Y, sobre todo, atención a las personas en la planta; cada una de ellas es única, y con todas trabajamos en conjunto.

Desde mis 14 años tengo un abono de temporada para el Feyenoord y, cuando puedo, asisto a cada partido en casa en De Kuip. La razón por la que lo menciono tan explícitamente es porque la comparación con el deporte de alto nivel y la empresa surge rápido. Con pasión y disciplina, dando siempre lo máximo, incluso cuando las cosas se ponen difíciles, y ofreciendo siempre calidad de primera al más alto nivel. También me llaman “el hombre de los números”. Creo que es bueno utilizar los recursos actuales como complemento a la buena forma de trabajar que hemos tenido durante años, para dar aún más transparencia a los resultados. Esa es la innovación constante y nuestra mirada hacia el futuro.

Me siento orgulloso de las personas que forman parte de la empresa y que cada día trabajan con un mismo objetivo. Ese sentimiento de familia, ahora con un sinfín de nacionalidades distintas, donde nos respetamos y valoramos mutuamente. Espero poder seguir haciéndolo así durante mucho tiempo, sin que las máquinas sustituyan a las personas ni se pierda la verdadera artesanía de nuestro producto. No hay nada más bonito que ver a la gente que trabaja aquí haciéndolo con tanta pasión, o viéndolos sentados juntos en la cantina. Eso de verdad me alegra.

Quien crea que GOEDEGEBUUR es una empresa familiar anticuada está muy equivocado. Que seamos innovadores forma parte del futuro y de esta cuarta generación de GOEDEGEBUUR. Pero uno no puede hacerlo todo solo. Las personas y nuestro producto de primer nivel son la fuerza de esta empresa familiar.

Cuando me incorporé en 2019, enseguida me di cuenta de que de verdad estaba en una organización plana, sin un montón de jefes ni juegos políticos.

En conjunto, “trabajar duro y también reír a carcajadas” es algo que me encaja perfectamente. Un empleador debe ser como una prenda que te queda a la medida y en la que te sientes a gusto. Siempre hay desafíos en todas partes, mientras todo se haga de manera respetuosa y honesta. Además, contar con una buena dosis de humor ayuda mucho.

Lo que hago exactamente en GOEDEGEBUUR a veces me hace reír, porque llevo muchas “gorras”: desde organizar actividades, hasta comunicación, recursos humanos, reclutamiento y proyectos más grandes como la elaboración de un libro corporativo, una película, el sitio web, la aplicación, etc. Todavía sigo pensando en un nombre de puesto que realmente se ajuste a todo lo que hago, pero no lo considero tan importante. Estoy involucrada en casi todo lo que afecta a nuestros empleados, así que algo como “responsable de RR. Y oficina” se acerca bastante. Mientras me asegure de que todos se sientan como en casa y de que todo lo que haya que organizar esté bien resuelto, me voy a casa satisfecha. Y allí, sobre todo, me dedico a relajarme y disfrutar.

Desde 2020 contamos con Joanna Mularska, empleada de RR. Para nuestro personal operativo, y ha sido un refuerzo muy bienvenido.

Al principio pensé: “voy a trabajar como guardia de seguridad”, pero aquello no salía muy rentable. Tampoco era opción mudarnos a Holten; mi mujer lo dejó bien claro. Después de más de 25 años de matrimonio —and still counting— sabes perfectamente cuándo escuchar a tu esposa: happy wife, happy life.

Así que, a través de un reclutador, tuve mi primera entrevista en GOEDEGEBUUR y, tras una segunda reunión con Wim Goedegebuur, pude empezar. Dicho y hecho: comencé como Jefe de Producción con mi casco rojo y mis zuecos rojos. El casco rojo se quedó, aunque poco después cambiamos a zuecos blancos.

Ahora, tras muchos años e infinidad de historias, gestiono con gran pasión la producción en calidad de Jefe de Producción, motivando con entusiasmo y mentalidad ganadora a los compañeros en toda la empresa. En mi tiempo libre sigo casi todos los deportes, entreno a un equipo de fútbol —en el que juega mi hijo Ricardo— y además ejerzo de árbitro en los partidos. Que a menudo compare el trabajo en GOEDEGEBUUR con un deporte de alto nivel, por tanto, no es ninguna sorpresa.

Aquí puedes crecer si, con determinación y entusiasmo, generas tus propias oportunidades y las aprovechas. Hay muchas posibilidades, pero debes tomarlas con ambas manos. Así fue como logré terminar mis estudios de nivel MBO-4 a través del SVO (Escuela de Formación para Carniceros). Con esfuerzo y formación, ascendí rápidamente de ser un trabajador todoterreno con experiencia a capataz colaborador, hasta llegar a jefe de línea de producción.

Mi objetivo es seguir los pasos de mi padre y convertirme en jefe de producción. Además de nuestra pasión compartida por GOEDEGEBUUR, compartimos otra gran pasión: el fútbol. En el campo, mi padre es mi entrenador y, en cuanto a nuestro equipo favorito… aquí en Róterdam mejor no hablamos de eso.

Ahora, varios años después, gestiono con éxito el almacén. Me encargo del control de inventario, de reponer y solicitar suministros y de proveer a los distintos departamentos de producción para que todo lo necesario esté siempre disponible.

Toda la gente de GOEDEGEBUUR me ayudó a encontrar mi sitio, desde mis compañeros más cercanos hasta el propio dueño. Siempre he valorado y apreciado mucho ese apoyo, porque gracias a ello he podido aprenderlo todo y desenvolverme bien en mi trabajo.

Lo que también hace interesante mi trabajo son los compañeros con los que trato a diario: producción, logística, carnicería y personal de oficina. Después de 9 años, sigo disfrutando de trabajar aquí, y las tareas se adaptan muy bien a mí. Además, el oficio especializado que ves aquí y los desafíos hacen que ningún día sea igual, lo que le da variedad. Asimismo, existe un buen ambiente con los compañeros y nos lo pasamos bien juntos, algo importante cuando pasas tanto tiempo en el trabajo.

Ahora soy polivalente y puedo desempeñar distintas funciones dentro del proceso de producción.

Lo que me gusta de mi trabajo y de esta empresa familiar es que antes Wim Goedegebuur venía todos los días a nuestra zona de producción, y ahora lo hace Michiel Goedegebuur. Siempre charlan con nosotros, hacen bromas y nos prestan una atención sincera, lo cual se siente muy bien. El trabajo es ameno y el entorno está ordenado y limpio. Además, tienen un interés genuino por la cultura y los orígenes de sus empleados.

Vivo en Róterdam con mi esposa y tengo cuatro hijos. Viajo con frecuencia a Marruecos, aunque no creo que me mude allí de forma permanente; también le he tomado mucho cariño a los Países Bajos, al igual que a GOEDEGEBUUR, y por eso me encantaría seguir trabajando aquí hasta mi jubilación.

Desde 1996 trabajo en GOEDEGEBUUR, y antes de eso ya estuve activo en el sector cárnico.

La evolución técnica y los grandes proyectos que se llevan a cabo en la empresa son muy interesantes para participar. En los últimos años, y hasta el día de hoy, se han introducido bastantes innovaciones en materia de avances tecnológicos, algo que me parece muy positivo. No solo disfruto de la parte técnica, sino también, por ejemplo, de haber participado en el viaje de estudios a Islandia, donde pudimos combinar aprendizaje y compañerismo.

Siempre me gustó el entusiasmo positivo de Wim Goedegebuur; podía ser estricto y se tomaba el negocio muy en serio. La familia Goedegebuur es una familia que trabaja duro. A medida que me hago mayor, valoro cada vez más las cosas, y me encanta hacerlo aquí, en GOEDEGEBUUR.